viernes, 27 de diciembre de 2013

Enigmatemágico 4: Jugar un poco, jugar bastante, jugar mucho. Una secuencia obsesiva.

Pocas veces, en una clase de matemáticas, los profes promovemos actividades que estimulen la creatividad y/o la exploración en cuanto a plantear nuevos problemas o  buscar resoluciones más sencillas y/o novedosas para problemas conocidos. Es más, pocas veces nos permitimos -alumnos y profes- jugar matemáticamente. En buena parte esto se debe a que los docentes estamos formateados por el modo en que nos enseñaron y porque la mayor parte del tiempo la dedicamos a cumplimentar la imprescindible tarea cotidiana de desarrollo de las clases, llenado de planillas de seguimiento, integración de mesas de examen, confección de trabajos prácticos y evaluaciones,  planificación y diseño de los actos que nos corresponden, etc. A esta lista se pueden agregar la elaboración de planificaciones y el llenado de libros de temas, acciones que, de la manera en que se llevan a cabo en la actualidad, considero -me van a pegar duro por esto- no cumplen el objetivo para las cuales fueron creadas. Por su puesto, para quien quiera debatirlo tengo argumentos y algunas alternativas que creo más rápidas y eficientes en lugar de llenar papeles porque lo solicitan directivos, supervisores, gabinetes, ministro de educación y presidente de la nación pero rara vez lo leen.

Después de esta breve digresión -que seguramente merece una discusión más amplia- vamos a lo que realmente importa.

La intención es, a partir de algún concepto o idea matemática (por ejemplo los números naturales o un subconjunto de ellos y las operaciones básicas, objetos geométricos con algún parámetro constante como perímetro, área, volumen, número de lados, de caras, o vértices, etc), divagar, dejar volar la imaginación para inventar o hacer algo fuera de lo común: disponerlos sobre un tablero bajo ciertas condiciones, operar con algunos a ver cuando se obtiene otro, formar un subconjunto en el cual cada elemento sea el resultado de ciertas operaciones con los otros, operar con los dígitos de un número e investigar si se obtiene el número o su doble o con las cifras invertidas; o explorar si hay alguna relación entre sus divisores y la suma de sus cifras, si la suma de sus cifras impares da igual que la suma de sus cifras pares, si es divisible por el número formado con algunas de sus cifras, si tiene las mismas cifras pero en otro orden en una base diferente, figuras o cuerpos con números en sus vértices de tal manera que la suma o la multiplicación de tanto, …

A continuación, un ejemplo concreto:

Elegimos dos enteros no negativos cualesquiera, por ejemplo 12 y 5. A continuación, escribimos a la derecha, la diferencia entre estos dos: el de la derecha menos el de la izquierda.


  
Y sucesivamente, repetimos el procedimiento: escribimos a la derecha la diferencia entre este último y su inmediato a la izquierda: 




Una vez más por si quedan dudas:



Continuamos hasta que -vaya uno a saber por qué- aparecen en el mismo orden los dos números iniciales:


Más ejemplos:





Algunas conjeturas después de mirar varios ejemplos (suposiciones acerca de "lo que ocurre", de las cuales no se sabe con certeza si son V o F):
No importa cuales sean los números iniciales, en la secuencia aparecen tres positivos y tres negativos

No importa cuales sean los números iniciales, en segundo y tercer lugar aparecen los opuestos


No importa cuales sean los números iniciales, la suma de los positivos que aparecen en la secuencia es el doble del número mayor inicial

No importa cuales sean los números iniciales, la suma de los seis números en la secuencia es 0

Se las dejo picando. A ver quien chutea y convierte...

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